/occult/ - Ocultismo y Conspiraciones

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Opus Judei, aun no lo leo pero trata sobre la infiltración judía en la Iglesia Catolica, en este caso por la orden del Opus Dei.

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La creacion del ISIS estaba en el plan de Saddam Hussein que antes de morir dijo "Nunca podran tomar Iraq" y se referia a eso. Tomalo como si despues de morir Adolf Hitler los pocos generales nazis que quedaban formaran milicas paramilitares neonazis que funcionaran como grupos insurgentes que intentaran retomar Alemania de las garras de los aliados.

Archivo: Fzldf_wWwAAiGXk.jpeg ➜ (168 KB, 640x640)

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>>118
>>119
Muerte total a los Ziggers, no es coincidencia que puros venecos, negros y judeopaganos apoyen a Rusia.

Archivo: arte-textil-demoniaco.jpeg ➜ (195 KB, 574x720)

Los ocho dharmas mundanos implican estar afectados por cuatro pares de opuestos, deseando el primero y rechazando el segundo:

·Felicidad y Sufrimiento

·Ganancia y Pérdida

·Fama y Anonimato

·Alabanza y Desprecio

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Un anciano sabio se paseaba con tres de sus discípulos en el jardín de su pueblo.

Viendo un limaco que devora una lechuga, el primer discípulo lo aplasta con el pie.

El segundo dice entonces:

—Maestro, ¿no es pecado aplastar esta criatura?

El maestro le responde:

—Tienes razón, así es.

—Pero él comía nuestro alimento, ¿no he hecho bien? —reprochó el pisador del limaco.

El maestro le responde:

—Tienes razón.

El tercero dice:

—Ambos dicen cosas contradictorias, no pueden los dos tener la razón.

Y el maestro le responde:

—Tienes razón.

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Desde que el momento en el que vi como a muchos les empezaron a parecer mas importantes y dignas de discutir películas de disney y usuarios de tuiter que conflictos armados y crisis económicas en sus propios países.

Archivo: 7 - Pedophilia in islam.png ➜ (2.4 MB, 1303x8157)

[PARTE 7]

Archivo: 8 - Slavery in islam.png ➜ (2.6 MB, 1308x9777)

[PARTE 8, Y creo que es la última]

Interesante. Yo no tengo muchas infografías pero vere si puedo aportar luego.

Archivo: 0ABAP1Q.jpeg ➜ (966 KB, 2000x2587)

La apariencia de Jesús.

Introducción de Identidad Cristiana por James Mason (sí, el sujeto que escribió Siege) - https://odysee.com/@siegekultur:b/CI-Intro:1

>>36
Estas pseudo-conspiraciones son hechas para desacreditar las verdaderas conspiraciones.
Es probable que lo de Hiroshima y Nagaski no hayan sido ataques nucleares, puesto que ni siquiera los alemanes que eran tan avanzados habian llegado a esta tecnología a esas alturas y que lo de EE.UU haya sido puro alardeo. Pero no veo porque esta tecnología no sería perfectamente desarrollable actualmente con todos los avances que hay.
De hecho la historia demuestra lo contrario, que antes existian armas nucleares y perdimos esta tecnología y la volvimos a desarrollar ahora. Hay textos antiguos de la India que describen combates con explosiones enormes altamente destructivas y hay zonas en la India con radiacion natural que datan de miles de años.

Pero no comprendo con qué propósito armar todo sobre ese quilombo sobre las armas nucleares. ¿A beneficio de quién? ¿Qué se gana haciéndonos creer que existen o existieron?

>>58
Para asustar con una guerra nuclear.

Siento que no es necesario el concepto de una bomba nuclear para asustar a las masas, ¿para que agregar tanto espagueti científico? ¿solo para decir "tenemos una bomba mega grande"?

Pura balbuceada. Kys OP.

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>>89
Después de esa primera noche, conseguimos permiso para ir a lo de la Pinocha dos veces más, en el mismo mes. Era increíble, pero los padres o responsables de todas habían hablado por teléfono con los viejos de la Pinocha, y por algún motivo la charla los dejó recontratranquilos. El problema era otro: nos costaba hablar con los muertos que queríamos. Daban muchas vueltas, les costaba decidirse por el sí o por el no, y siempre llegaban al mismo lugar: nos contaban dónde habían estado secuestrados, y ahí se quedaban, no nos podían decir si los habían matado ahí, o si los llevaron a algún otro lugar, nada. Daban vueltas después y se iban. Era frustrante. Creo que hablamos con mi vecino, pero después de escribir POZO DE ARANA, se fue. Era él, seguro: nos dijo su nombre, lo buscamos en el Nunca Más y ahí estaba, en la lista. Nos cagamos en las patas: era el primer muerto posta posta con el que hablábamos. Pero de los padres de Julita, nada.

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>>90
Fue la cuarta noche en lo de la Pinocha cuando pasó lo que pasó. Habíamos logrado comunicarnos con uno que conocía al novio de la tía de la Polaca, habían estudiado juntos, decía. El muerto con el que hablamos se llamaba Andrés, y nos dijo que no se lo habían llevado ni había desaparecido: él mismo se había escapado a México, y ahí se murió después, en un accidente de coche, nada que ver. Bueno, este Andrés tenía re buena onda, y le preguntamos por qué todos los muertos se iban cuando les preguntamos adónde estaban sus cuerpos. Nos dijo que algunos se iban porque no sabían dónde estaban, entonces se ponían nerviosos, incómodos. Pero otros no contestaban porque alguien los molestaba. Una de nosotras. Quisimos saber por qué, y nos dijo que no sabía el motivo, pero que era así, una de nosotras estaba de más.

Después, el espíritu se fue.

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>>91
Nos quedamos pensando un toque en eso, pero decidimos no darle importancia. Al principio, en nuestros primeros juegos con la tabla, siempre le preguntábamos al espíritu que venía si alguien molestaba. Pero después dejamos de hacerlo porque a los espíritus les encantaba molestar con eso, y jugaban con nosotras, primero decían Nadia, después decían no, con Nadia está todo bien, la que molesta es Julita, y así nos podían tener toda la noche poniendo y sacando el dedo de la copa, y o hasta yéndonos de la habitación, porque los guachos no tenían límites en sus pedidos.

Lo de Andrés nos impresionó tanto, igual, que decidimos repasar la conversación anotada en el cuaderno, mientras destapábamos una cerveza.

Entonces tocaron a la puerta de la pieza. Nos sobresaltamos un poco, porque los padres de la Pinocha nunca molestaban.

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–¿Quién es? –dijo la Pinocha, y la voz le salió un poco tembleque. Todas teníamos un poco de cagazo, la verdad.

–Leo, ¿puedo pasar?

–¡Dale, boludo! –la Pinocha se levantó de un salto y abrió la puerta. Leo era su hermano mayor, que vivía en el centro y visitaba a los viejos nomás los fines de semana, porque trabajaba todos los días. Y no todos los fines de semana, porque a veces estaba demasiado cansado. Nosotras lo conocíamos porque antes, cuando éramos más chicas, en primer y segundo año, a veces él iba a buscar a la Pinocha a la escuela, cuando los viejos no podían. Después empezamos a usar el colectivo, ya estábamos grandes. Una lástima, porque dejamos de ver a Leo, que estaba fuertísimo, un morocho de ojos verdes con cara de asesino, para morirse. Esa noche, en la casa de la Pinocha, estaba tan lindo como siempre. Todas suspiramos un poco y tratamos de esconder la tabla, nomás para que él no pensara que éramos raras. Pero no le importó.

–¿Jugando a la copa? Es jodido eso, a mí me da miedo, re valientes las pendejas –dijo. Y después, la miró a su hermana–: –Pendeja, ¿me ayudás a bajar de la camioneta unas cosas que les traje a los viejos? Mamá ya se fue a acostar y el viejo está con dolor de espalda...

–Qué ganas de joder que tenés, ¡es re tarde!

–Y bueno, me pude venir a esta hora, qué querés, se me hizo tarde. Copate, que si dejo las cosas en la camioneta me las pueden afanar.

La Pinocha dijo bueno con mala onda, y nos pidió que esperáramos. Nos quedamos sentadas en el suelo alrededor de la tabla, hablando en voz baja de lo lindo que era Leo, que ya debía tener como 23 años, era mucho más grande que nosotras. La Pinocha tardaba, nos extrañó. A la media hora, Julita propuso ir a ver qué pasaba.

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Y entonces todo pasó muy rápido, casi al mismo tiempo. La copa se movió sola. Nunca habíamos visto una cosa así. Sola solita, ninguna de nosotras tenía el dedo encima, ni cerca. Se movió y escribió muy rápido, “ya está”. ¿Ya está? ¿Qué cosa ya está? En seguida, un grito desde la calle, desde la puerta: la voz de la Pinocha. Salimos corriendo a ver qué pasaba, y la vimos abrazada a la madre, llorando, las dos sentadas en el sillón al lado de la mesita del teléfono. En ese momento no entendimos nada, pero después, cuando se tranquilizó un poco la cosa –un poco–, reconstruimos más o menos.

La Pinocha había seguido a su hermano hasta la vuelta de la casa. Ella no entendía por qué había dejado la camioneta ahí, si había lugar por todos lados, pero él no le contestó. Se había puesto distinto cuando salieron de la casa, se había puesto mala onda, no le hablaba. Cuando llegaron a la esquina, él le dijo que esperara y, según la Pinocha, desapareció. Estaba oscuro, así que podía ser que hubiera caminado unos pasos y ya se perdiera de vista, pero según ella había desaparecido. Esperó un rato a ver si volvía, pero como tampoco estaba la camioneta, le dio miedo. Volvió a la casa y encontró a los viejos despiertos, en la cama. Les contó que había venido Leo, que estaba súper raro, que le había pedido bajar algunas cosas de la camioneta. Los viejos la miraron como si estuviera loca. “Leo no vino, nena, ¿de qué estás hablando? Mañana trabaja temprano.” La Pinocha empezó a temblar de miedo y decir “era Leo, era Leo”, y entonces su papá se calentó, le gritó si estaba drogada o qué. La mamá, más tranquila, le dijo: “Hagamos una cosa: lo llamamos a Leo a la casa. Debe estar durmiendo ahí”. Ella también dudaba un poco ahora, porque veía que la Pinocha estaba muy segura y muy alterada. Llamó, y después de un rato largo Leo la atendió, puteando, porque estaba en el quinto sueño, dormido. La madre le dijo “después te explico” o algo así, y se puso a tranquilizar a la Pinocha, que tuvo tremendo ataque de nervios.

Hasta la ambulancia vino, porque la Pinocha no paraba de gritar que “esa cosa” la había tocado (el brazo sobre los hombros, como en un abrazo que a ella le dio más frío que calor), y que había venido porque ella era “la que molestaba”.

Julita me dijo, al oído, “es que a ella no le desapareció nadie”. Le dije que se callara la boca, pobre Pinocha. Yo también tenía mucho miedo. Si no era Leo, ¿quién era? Porque esa persona que había venido a buscar a la Pinocha era tal cual su hermano, como un gemelo idéntico, ella no había dudado. ¿Quién era? Yo no quería acordarme de sus ojos. No quería volver a jugar a la copa ni volver a lo de la Pinocha.

Nunca volvimos a juntarnos. La Pinocha quedó mal y los padres nos acusaban –pobres, tenían que acusar a alguien– y decían que le habíamos hecho una broma pesada, que la había dejado medio loca. Pero todos sabíamos que no era así, que la habían venido a buscar porque, como nos dijo el muerto Andrés, ella molestaba. Y así se terminó la época en que hablábamos con los muertos.

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>>66

>>107
Debí especificar que quería saber qué es la magia para ustedes, su punto de vista.

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>>108
¿Una forma no lógica de influir sobre el mundo y los seres que lo habitan?
¿Una forma de transgredir las leyes de la física, generalmente inviolables?
¿Poder adulterar el ciclo vital de nacimiento-crecimiento-muerte, como hacen los vampiros?

>>101
O sea los Jews

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Orden universal, según Giorgio Santucci.